Las lesiones del albañil

Los albañiles, los maestros u oficiales de la albañilería, el arte de construir edificios u obras en que se emplean, según los casos, ladrillos, piedra, cal, arena, yeso, cemento u otros materiales semejantes, son profesionales propensos a sufrir todo tipo de lesiones. Éstas suelen centrarse en las manos, la médula espinal, los ojos y los pies. Por ejemplo, las manos de los albañiles pueden sufrir lesiones a raíz de la absorción de sustancias, amputaciones, cortes, perforaciones, raspaduras y quemaduras; la médula espinal, por culpa de comprensiones varias, fracturas de vértebras y secciones; los ojos, a raíz  de magulladuras, presencia de cuerpos extraños y quemaduras; y los pies, por culpa de cortes, esguinces y fracturas. Estas lesiones podrían evitarse fácilmente con la inspección meticulosa y regular de herramientas de trabajo y con el uso de botas, caretas, cinturones, gafas y guantes, pero lo cierto es que se siguen dando.

Lamentablemente, los albañiles se enfrentan a caídas por huecos sin protección, posiciones inestables y resbalones desde andamios y escaleras, por consiguiente, también a traumatismos, y, además, a electrocuciones. Sin duda, es un empleo peligroso, pues a estas lesiones hay que añadirles varias enfermedades.

Entre las dolencias más comunes entre los albañiles, se encuentran las callosidades en las manos (por abrasiones, rozaduras y transpiración); las dermatitis (por el contacto con sustancias químicas) como la sarna del cemento; la hipoacusia o pérdida de audición (por la sobreexposición al ruido); los trastornos musculares y óseos (por movimientos repetitivos y posturas inadecuadas) como las hernias, el síndrome del túnel carpiano o las tendinitis; y, al fin, la afecciones respiratorias, que merecen una mención aparte.

Los albañiles suelen enfermar de asbestosis, una enfermedad pulmonar crónica producida por la inhalación repetida del polvo del asbesto, un mineral de composición y caracteres semejantes a los del amianto pero de fibras duras y rígidas parecido al cristal hilado; de silicosis, una enfermedad crónica del aparato respiratorio, frecuente entre los mineros, canteros, etc., producida por el polvo de sílice, un mineral formado por silicio y por oxígeno que si es anhidro forma el cuarzo y que si está hidratado forma el ópalo; y de cáncer   por culpa del amianto y el serrín.